Un hombre al pasar por una venta de garage ve un letrero: "perro que habla - $100", decide verlo. Al llegar lo atiende un hombre de unos sesenta años junto a un perro sin raza definida.

-¿Ese es el perro que dice el cartel que habla?

- Si, soy yo. Respondió el perro.

-Esta habilidad la adquirí cuando cachorrito, lo que llamó la atención del FBI. Con ellos trabajé por algunos años, conseguí ser adoptado por un importante jefe de la mafia, y mediante mis informes se consiguieron algunos de los mayores golpes contra la mafia. Después pasé a la CIA, me llevaron para Pakistán, y andando por sus calles, llegué a conocer al secretario de Bin Laden, y luego ser uno de los perros de este, gracias a mi, pudieron capturarlo. Conocí 2 presidentes y el día que me retiré vinieron muchas autoridades a verme.

El hombre sorprendido le preguntó al viejo.

-Que maravilla!!!. Y usted lo vende solo por $100.

Un uruguayo de paseo en São Paulo, fue a un restaurante que servían espeto corrido (también llamado de rodicio).

El mozo, a cada mesa que llegaba anunciaba la carne que iba servir. Al llegar a la mesa del uruguayo, este le dijo:

-Mire, usted no precisa anunciarme que carne está sirviendo, soy uruguayo, y en mi país todos entendemos de carne, yo puedo decirle que carne es, solo oliendo el cuchillo con que usted está sirviendo las carnes. En adelante solo presteme el cuchillo y le diré que carne es.

-Sim senhor.

Dijo el mozo, ya que al cliente debía darle la razón.

Después, cada vez que llegaba hasta el uruguayo, no anunciaba la carne, y si le prestaba el cuchillo. Al instante el uruguayo decía que carne era, sin nunca equivocarse.

-Bacío.

-Picaña.

-Riñones de obeja.

-Salsichón.

Cada vez que acertaba se sentía orgulloso de si mismo.

El mozo pensó terminar con esta"palhaçada". Y al ir a buscar asado en la cocina le pidió a Marianita, la ayudante de cocina.

-Marianita, pasá este cuchillo en tus partes intimas, después te explico.

Y Marianita, que era obediente, se levantó la pollera e hizo lo que le pidieron.

Cuando el mozo le dio el cuchillo para que el uruguayo oliese, este olió sorprendido, lo miró al mozo, y olió de nuevo, miró para el mozo de nuevo y le dijo:

-Que mundo mas pequeño...¿Marianita está trabajando aquí?.

-Estoy indignado, más del 80% de la clase no pasó el examen.

En eso escucha risas desde la última fila del salón.

-¡Si ni siquiera somos tantos!

— Pfffffff... Que alivio!

Mal terminó y el elevador disminuyó de velocidad, parando en el piso siguiente. Rápidamente, ella tomó de su bolso el spray "Avon Aroma del Bosque" y roció todo el elevador. La puerta se abrió y entró un ciudadano, que hizo una cara fea y preguntó:

— ¿Qué diablos de olor es este?

La mujer, con cara de inocente dijo:

— No se, señor. No siento olor alguno. ¿Que olor usted está sintiendo?

El:

— No se bien... Es ... es como si alguien hubiese cagado en la selva.